El mundo cervecero francÉs saca mucha espuma últimamente. La Asociación de Cerveceros de Francia, creada para defender los intereses comunes de todos los profesionales de la cerveza, no pasa por sus mejores momentos.
Esta potente asociación integra a día de hoy más de 120 cervecerías en Francia y tiene un papel destacado en la valorización colectiva de la cerveza y de la profesión del cervecero. Son especialmente activos en materia de producción, distribución, etiquetado, publicaciones sobre la cerveza e incluso ejercen un lobby muy influyente ante la administración francesa.
Perfectamente organizados en una asamblea general, con un directorio de gobierno compuesto por sus propios miembros (dirigentes de cervecerías como Kronenbourg, AB InBev Francia o Heineken Francia, entre otros), la asociación agrupa a cerveceros tanto industriales como artesanales y, entre sus diferentes secciones, disponen de una dedicada a las micro-cervecerías de producción baja o media (menos de 200.000 hl).
Pero desde hace tiempo las desavenencias entre cerveceros industriales y micro-cerveceros han ido in crescendo. La situación terminó estallando durante el pasado salón de la Agricultura de París.
Algunos miembros de la Asociación alegaron que en el directorio de gobierno no podían cohabitar personas que representaran intereses exclusivos de grandes cerveceras en detrimento de las más pequeñas.
Como medida de presión, 53 micro-cerveceros retiraron sus stands del salón “para evitar ser considerados únicamente elementos decorativos” y dos miembros del directorio dimitieron, no sin antes transmitir su lista de reproches al presidente de la Asociación.
Apoyados por un buen número de representantes de pequeñas cervecerías francesas, Jean-François Drouin y Laurent Boiteau, los dos miembros dimisionarios de la Asociación nacional, iniciaron contactos informales entre las 800 micro-cervecerías independientes de Francia para estudiar la posibilidad de organizarse de una manera diferente sin sentirse controlados por las cerveceras industriales.
La nueva asociación cervecera
Tras el Éxito de las respuestas recibidas, se convocó una reunión en abril de este año en Saint-Nicolas-de-Port en la que se decidió avanzar hacia la creación de una Asociación Nacional de Cerveceros Independientes, que defendiese los intereses de este colectivo de micro-cerveceros.
Pues bien, la nueva asociación llegó a buen puerto. Denominada Sindicato Nacional de Cerveceros Independientes (SNBI), tiene por misión defender los intereses de los pequeños productores de cerveza ante las autoridades nacionales y regionales.
Además, quieren ser el sindicato representativo de la artesanía y las cervecerías independientes, pues no pueden “aceptar que las multinacionales decidan su propio futuro”, según declaran ellos mismos en su página web.
Asimismo, el Syndicat National des Brasseurs IndÉpendants apuesta por un sistema de ayuda colaborativa entre sus miembros, con la intención de lograr así acuerdos tarifarios con los proveedores, así como lucha para promover la cultura local de suministros de ingredientes.
Por último, la Asociación tambiÉn está interesada en que se defina el estatuto de la cerveza artesana y el acceso a la profesión, mediante la creación de una verdadera habilitación como maestro cervecero. Esta habilitación debería ser específica para micro-cervecerías, sin que Ésta fuera ni organizada ni impuesta por multinacionales cerveceras.
Por el momento, sin embargo, la nueva entidad ya ha comenzado su trabajo defendiendo las buenas prácticas de los cerveceros artesanos e independientes a travÉs de campañas de información y divulgación.
La SNBI, que ya cuenta con más de 120 miembros actualmente, ha fijado los criterios de adhesión siguientes:
– Una producción inferior a 220.000 hl en instalaciones propias del micro-cervecero y que se disponga de independencia jurídica;
– la micro-cervecería debe comercializar únicamente las cervezas producidas en sus instalaciones;
– un mínimo del 50% del capital debe pertenecer al cervecero sin que las otras partes lleguen a tener la mayoría;
– privilegiar los valores de creatividad e innovación para favorecer el desarrollo de cervecerías “libres”;
– creación de una etiqueta específica para las cervezas así creadas;
– el voto se rige por el principio: una cervecería, un voto;
– la micro-cervecería podrá disponer de un máximo de 2 lugares de producción. Las franquicias no son aceptadas en esta Asociación.
Como puedes ver, pues, el sindicato francÉs recoge algunas de las condiciones que ya había tenido en cuenta la legislación italiana hace unos meses, cuando el Senado ratificó varias disposiciones relacionadas con la cerveza artesana. De esa forma, Italia se convirtió en el primer país europeo en legislar la cerveza artesanal.
Francia va en el mismo camino, avanzando firmemente hacia la regulación del sector. Lo más seguro es que el Syndicat National des Brasseurs IndÉpendants de mucho que hablar en los próximos meses.
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Artículo de: JosÉ Luis Acedo Castro