Trucos cerveceros para domar tu mosto: ¡mash con estilo!

by David Martín Rius

Hacer cerveza es como preparar una buena paella: puedes seguir la receta, pero el arte está en los detalles. En el mundo cervecero, el mash (o macerado, para los puristas del idioma) es ese momento íntimo donde la malta se encuentra con el agua caliente y empieza la fiesta enzimática. Aquí es donde se define buena parte del carácter de tu cerveza: cuerpo, sequedad, dulzor, textura y hasta su estabilidad en el tiempo.

Hoy vamos a desgranar los truquillos que pueden transformar tu mash de un trámite técnico a una herramienta creativa. Porque sí, se puede macerar con estilo.

Cuerpo, sequedad y la magia de la temperatura

00003 3137393437

La temperatura del mash es el termostato emocional de tu cerveza. Dependiendo de cómo lo configures, puedes lograr desde una birra sedosa y abrazadora hasta una afilada como una navaja bávara.

  • Mash alto (68-70 °C): Aquí las enzimas alfa-amilasa se ponen cómodas y empiezan a cortar al azar, generando muchos azúcares grandes y no fermentables. Resultado: cervezas con más cuerpo, dulzor residual y un final más suave. Ideal para estilos como imperial stouts, wee heavies, doppelbocks o cualquier birra que quieras que se sienta como una manta.
  • Mash bajo (60-65 °C): En este rango, las beta-amilasas entran en acción, trabajando de forma más ordenada, cortando azúcares fermentables (maltosa, principalmente) como si fuesen con bisturí. ¿Qué obtienes? Una cerveza más seca, ligera, con una fermentación más completa. Es el secreto detrás de una buena pilsner, saison o una IPA bien atenuada.
  • Punto medio (66-67 °C): Si no te quieres complicar, este es el sweet spot. Una mezcla equilibrada de ambas enzimas te da una cerveza con buen balance entre cuerpo y sequedad. Perfecto para amber ales, blondes, pale ales o cualquier estilo versátil.

Ahora bien, no es solo cuestión de elegir una temperatura y ya. Puedes jugar con mashes escalonados (subiendo la temperatura en pasos) o hacer infusiones mixtas para tener un perfil más complejo. Pero si estás empezando, con controlar un solo rango ya puedes hacer maravillas.

Mash a dos pasos: la fórmula de las lagers limpias

¿Te preguntas cómo los alemanes logran esas lagers cristalinas, secas pero con esa nota maltosa elegante? El secreto está en el mash escalonado.

El clásico es un descanso a 63 °C durante unos 30 minutos para aprovechar las beta-amilasas, y luego se sube a 70 °C para que las alfa-amilasas terminen el trabajo. Esta técnica permite extraer una mezcla equilibrada de azúcares fermentables y dextrinas, garantizando una fermentación completa y una cerveza bien redondeada.

Además, este método ayuda a extraer compuestos beneficiosos de la malta base, sobre todo en estilos que no llevan grandes cantidades de maltas especiales. Si quieres una helles, una vienna lager o una märzen que se beba como agua bendita, este es tu camino.

00005 2727146524

El pH: el gran olvidado que lo cambia todo

00006 1146479008

Si solo miras la temperatura, te estás perdiendo la otra mitad de la película. El pH del mash tiene un impacto brutal en cómo trabajan las enzimas, cómo se extraen los taninos y cómo se fija el perfil de sabor.

  • pH bajo (5.2): Favorece una mejor actividad enzimática, da cervezas más secas, más nítidas, y mejora la extracción de ciertos minerales. Ideal para estilos claros, IPAs modernas o cervezas lupuladas donde la limpieza es clave.
  • pH alto (5.6): Ralentiza las enzimas, da más cuerpo y suaviza el perfil. Puede ir bien en cervezas oscuras o maltosas, pero cuidado: si subes demasiado, aparecen astringencias no deseadas.

Lo ideal es mantener el mash entre 5.2 y 5.4. Si usas agua del grifo, puede que necesites ajustar con un poquito de ácido láctico o fosfórico. También puedes jugar con maltas ácidas o acidificadas, sobre todo en cervezas tradicionales alemanas, donde esto se hace desde hace siglos.

Cómo usar los granos tostados sin arruinar tu cerveza

00007 3238507488

Amantes de las stouts, porters y demás cervezas oscuras: atención. Los granos muy tostados son como el café en ayunas… intensos. Si los metes desde el principio del mash, pueden liberar compuestos amargos, astringentes y ácidos que arruinan el equilibrio de tu birra.

¿La solución? Añádelos al final del mash, en los últimos 10-15 minutos, o incluso directamente en el sparge. Así extraes color y aroma sin sobrecargar la cerveza de sabores duros. Esto es especialmente útil si estás buscando cervezas oscuras más suaves, como una milk stout, una sweet porter o incluso una black IPA que no quiere saber a carbón.

Ahora bien, si vas a hacer una dry stout o una robust porter y buscas ese puñetazo de amargor torrefacto, adelante: mézclalos desde el inicio. Pero hazlo con conocimiento de causa.

Mash hopping: una rareza que está volviendo

00008 2308223425

Sí, has leído bien: añadir lúpulo en el mash. No es para amargar, porque aquí no hay ebullición que valga. Pero esta técnica ancestral tiene beneficios:

  1. Reducción de metales: Algunos compuestos del lúpulo pueden quelar (es decir, atrapar) metales como el hierro o el cobre, que aceleran la oxidación. Así alargas la vida útil de tu birra.
  2. Liberación de precursores aromáticos: En algunos casos, los lúpulos ricos en tioles (como Mosaic, Citra, Nelson Sauvin o Motueka) pueden liberar compuestos que más tarde, durante la fermentación, se transforman en aromas a frutas tropicales. Ideal si haces NEIPAs o cervezas modernas con perfil frutal.

¿Es magia negra? No. ¿Funciona siempre? Tampoco. Pero si estás en plan experimental, puede ser una herramienta más en tu arsenal. Eso sí, no uses una tonelada. Con 1-2 g/l de lúpulo en el mash basta para probar.

Otros truquillos de nivel pro

00009 1765782289

  • Decocción parcial: Si quieres un perfil maltoso más intenso, especialmente en lagers, puedes sacar una parte del mash, hervirla, y devolverla al macerado principal. Esto carameliza azúcares y da profundidad. Tradicional, laborioso, pero con recompensa.
  • Mash prolongado: ¿Problemas de eficiencia? Extiende el mash a 90 minutos en lugar de 60. No es necesario en la mayoría de los casos, pero a veces ayuda si estás usando maltas poco modificadas o haces lotes grandes.
  • Removido constante: Al principio del mash, un buen removido asegura que toda la malta se humedezca bien y evita zonas frías. Pero no lo hagas todo el rato: después de los primeros 10 minutos, deja que repose.

Dominar el mash es como aprender a tocar un instrumento: al principio todo suena igual, pero cuando entiendes los matices, puedes componer sinfonías líquidas. No se trata solo de seguir una receta, sino de conocer qué pasa ahí dentro y cómo puedes intervenir.

Así que la próxima vez que calientes tu agua y prepares la malta, no lo hagas en piloto automático. Juega, experimenta, y sobre todo, disfruta. Porque si el mash es el corazón de la cerveza, tú eres quien marca el ritmo.

¡Salud, maestro cervecero!

You may also like

Leave a Comment

Sobre nosotros

cerveza artesana

Desde 2003 nos dedicamos a la distribución de materias primas, kits y herramientas para cerveceros caseros, así como a la instalación e implementación de micro-cervecerías y brewpubs.

¿qué leer?

últimos productos

1,89 (1,89 IVA excl.)
El precio original era: 40,00€.El precio actual es: 35,95€. (35,95 IVA excl.)