¡Cuidado Cerveceros! La Magia y el Misterio del Hop Creep

by David Martín Rius

¿Qué es ese ‘Creep’ de los Lúpulos?

La cultura cervecera está llena de amor por los lúpulos, pero un fenómeno poco conocido está causando revuelo en las cervezas bien lupuladas: el “hop creep”. Imagina abrir una botella de tu IPA favorita solo para encontrar una explosión de burbujas y un sabor a mantequilla inesperado. Este curioso suceso ocurre cuando la fermentación sigue su curso después de que la cerveza ha sido embotellada. El resultado: una bebida gaseosa, y no en el buen sentido.

De la Historia a la Ciencia: Un Voyage Lúpulo

El término ‘hop creep’ no es un invento reciente; en realidad, fue identificado por unos investigadores de Oregon State University en 2018, aunque ya en 1893, Brown y Morris dejaron entrever esta problemática. Sin embargo, esa sabiduría ancestral se perdió por más de un siglo. Fue en el brewcon de Sydney y en el Oregon Beer Summit donde se desvelaron los pormenores de este fenómeno.

Causas y Consecuencias: La Doble Cara del Lúpulo

La raíz del ‘hop creep’ está en la bondadosa naturaleza de los lúpulos, que albergan pequeñas cantidades de enzimas como la amilasa. Después del dry hopping, estas enzimas pueden convertir los almidones en azúcares, lo que lleva a una fermentación inesperada en el envase. Esto puede resultar en un aumento en la graduación alcohólica y, según algunos estudios, una incrementada carbonatación de hasta un 5%. ¡Eso es todo lo que quieres menos el día de la cata!

Pero, ¿y la diacetilo?

Además del cambio en el alcohol y la carbonatación, el ‘hop creep’ puede elevar los niveles de diacetilo en la cerveza, lo que brinda ese sabor a mantequilla no deseado. ¡Un giro inesperado en la trama del sabor!

Defensores del ‘Creep’: Estrategias para Combatirlo

Entonces, ¿hay esperanza para los valientes cerveceros que navegan estas aguas turbulentas del ‘hop creep’? Por fortuna, existen varias estrategias que se pueden implementar, aunque ninguna garantiza la erradicación total del problema.

Las Clásicas: Filtración y Pasteurización

Filtrar o pasteurizar la cerveza puede ser la solución más efectiva. Al eliminar la levadura viva, se corta la fermentación justo en su raíz, pero claro, esto podría quitar un poco de ese “toque fresco” que muchos cerveceros buscan.

El Arte del ajuste: Menos Lúpulo, Más Control

Una estrategia popular es reducir los niveles de dry hopping, trasladando parte al whirlpool antes de la fermentación. Esta táctica puede minimizar la actividad enzimática y, por ende, el ‘creep’.

La Revolución del Almacenamiento Frío

Almacenar la cerveza en frío puede ser un verdadero héroe en la lucha contra el ‘hop creep’. A temperaturas más bajas, la actividad enzimática se desacelera considerablemente.

Los Innovadores del Sabor: Creando para el ‘Creep’

Algunos cerveceros han optado por integrar el ‘hop creep’ en su proceso de elaboración. Conscientes de que puede ocurrir, deciden planificar para ello, ajustando la atenuación y la carbonatación desde el inicio. Pero, claro, esto presenta su propio conjunto de desafíos a la hora de manejar los sabores no deseados.

Un Viento Fresco y Espumoso: Reflexiones Finales

Así que, cerveceros, la próxima vez que una botella de IPA se desate en una erupción espumosa, recuerda: el ‘hop creep’ podría estar al acecho. Ya sea a través de la ciencia académica o la sabiduría del taller, lo importante es seguir experimentando y disfrutando del arte de la cerveza. ¿Quién sabe? Puede que tu próximo lote sea el que conquiste el paladar sin el toque del ‘cabo de lúpulo’. ¡Salud!

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