El Origen de Malle: Un Encuentro de Culturas
En la encantadora provincia de Amberes, encontramos a Malle, un lugar que es como un abrazo entre el pasado y el presente. Esta ciudad no siempre fue lo que es hoy; nació en 1976 a raíz de la fusión de dos pequeños pueblos, Oostmalle y Westmalle, formando una comunidad que ahora acoge a unos 14,000 habitantes. Su historia se remonta a tiempos de nobleza, quizás cuando se hacía alarde del asentamiento franco conocido como Mallum, con su primer susurro histórico en 1194, cuando el obispo de Cambrai hizo entrega de las iglesias de Malle y Vorsele a la Iglesia de Nuestra Señora de Amberes.
Del Ducado de Brabante a los Torbellinos Naturales
La historia de Malle es como una novela épica: en sus páginas, los dominios de Oostmalle y Westmalle dan testimonio del paso del tiempo, esencialmente ligados al Ducado de Brabante en el siglo XIII. Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. En 1965, un tornado agresivo decidió hacer de las suyas, arrasando 135 casas, así como la iglesia de Oostmalle, un recordatorio de la furia de la naturaleza.
La Joyita Trapense de Malle
Malle ha logrado hacerse un hueco en el corazón de los amantes de la cerveza y los productos artesanales gracias a su Abadía Trapense, que no sólo es famosa por su exquisita cerveza, sino también por su queso delicioso. Fundada en el siglo XII, la Abadía de Nuestra Señora del Sagrado Corazón pertenece a la orden cisterciense, que ha guardado celosamente sus tradiciones durante siglos.
¡Salud! La Historia de la Cervecería Westmalle
Cruzamos el umbral de la abadía en 1794 y, tras un tiempo de preparación, la cervecería que conocemos hoy comenzó a cobrar vida en 1836. Lo curioso es que en sus primeros años, la cerveza solo se degustaba entre los monjes, como un secreto sagrado. Para 1856, la situación cambió y empezaron a venderla en la entrada del monasterio. Los aficionados a la cerveza han sido bendecidos con una elaboración que no ha variado en 170 años: agua pura, malta, lúpulo, levadura y un toquecito de azúcar.
La Exclusividad Trapense
¿Sabías que solo hay 13 cervecerías en el mundo que pueden llevar la etiqueta de auténtica trapense? ¡Sorpresa! Seis de ellas están aquí, en Bélgica: Achel, Chimay, Rochefort, Orval, Westmalle y Westvleteren. Pero, ¿qué hace que una cerveza sea ‘trapense’? Para comenzar, debe ser elaborada dentro de las murallas de una abadía trapense, y todo el proceso debe estar supervisado por monjes. Además, la cervecería debe destinar sus ganancias a proyectos monásticos y obras de caridad, asegurando que la esencia espiritual de la producción prevalezca.
Bebidas y Delicias: Más que Solo Cerveza
En la abadía, además de la famosa cerveza, se producen tres especialidades: Dubbel, Tripel y la exclusiva Extra, que es casi como un regalo reservado para los monjes y sus selectos invitados en el almuerzo. Pero eso no es todo: desde 1860, los monjes también elaboran un queso que compite en sabor e historia con sus brews. Hecho con leche de sus propias vacas, este queso se ofrece sin aditivos, así que el color y el sabor dependen enteramente de lo que comen las vacas. ¡Una verdadera joya!
Donde el Pasado y el Presente se Encuentran
Visitar Malle es adentrarse en un mundo donde el tiempo parece detenerse. Entre la rica historia, las tradiciones cerveceras y el legado del abad, este encantador lugar no solo preserva su herencia cultural, sino que también ofrece una experiencia única para los curiosos que buscan entender el arte de la elaboración trapense. Así que la próxima vez que levantes una copa de su deliciosa cerveza o un trozo de su queso, recuerda que en cada bocado hay una historia que esperar contar.