No te desvelamos nada nuevo si te decimos que el mundo de la cerveza artesana está en continuo auge desde hace años, ¿verdad?
¿Y si te decimos que, como en todos los sectores, siempre que sube la espuma hay quiÉn quiere quitarle el gas?
Últimamente estamos siendo testigos de curiosos movimientos de los grandes grupos cerveceros industriales como Mahou San Miguel, la Zaragozana o Damm. Algunos entran en el accionariado de marcas de cerveza artesana, mientras que otros realizan campañas de marketing para concienciar a la ciudadanía sobre los estilos de cerveza o sus ingredientes.
Ante todos estos movimientos, no podemos evitar preguntarnos: ¿QuÉ buscan?
Hablando de estilos y de ingredientes, parece que quieran demostrar que siempre han estado allí. En realidad, sin embargo, nunca ha sido así, sino que hemos sido los cerveceros artesanos los que hemos cultivado la cultura poco a poco.
¿QuÉ pasa entonces? ¿No será que los grandes grupos cerveceros quieren confundir al consumidor?
Si Éstos logran convencer a los consumidores de que siempre han estado allí y de que sus productos son artesanos, obviamente pondrán en jaque a los pequeños productores.
¿Por quÉ? Bien, ellos venderán su cerveza “artesana” a 0,50€ en el supermercado, mientras que un pequeño cervecero artesano no tendrá otra que vender su producto a una media de 2,50€.
Como consumidor, en el caso de que no conociÉramos mucho el sector y a duras penas hubiÉramos escuchado hablar de lo que es el lúpulo (u otros ingredientes que valorizan la cerveza)… ¿No nos decantaríamos por la cerveza más barata?
De este modo, las grandes marcas lograrían su objetivo: Eliminar poco a poco a los pequeños productores del mercado, sobre todo gracias a que hoy en día no hay ninguna regulación sobre la artesanía en el sector alimentario. En pocas palabras, pues, tienen manga ancha para poner a precio de industrial una supuesta “cerveza artesana”.
Algo similar pasó ya hace más de 100 años, cuando todo el país estaba repleto de pequeñas micro-cervecerías. Con la llegada de la pasteurización, quiÉnes pudieron se expandieron rápidamente con un producto no perecedero, al cual aplicaron un precio realmente económico. En consecuencia, esa competencia desleal acabó con los productores locales y homogeneizó el sector cervecero durante el siguiente siglo.
La estrategia actual de los grandes grupos cerveceros industriales no es tan distinta a la que siguieron hace 100 años.
Además, a todos sus movimientos recientes se les tienen que sumar potentes campañas de marketing que fomentan los valores de la cerveza artesana real, como veremos a continuación.
Enseguida entraremos en esas campañas de confusión, pero antes te explicamos el fenómeno con otra perspectiva. Porque en España, señores, ya hemos sufrido casos similares.
El caso de los productos “bio”
El más flagrante, sin duda, fue el caso de los productos “bio”. Hace poco más de diez años grandes empresas como Central Lechera Asturiana, Gullón, Pascual o Biocentury (entre muchas) usaban indiscriminadamente la etiqueta “bio” en alimentos que para nada serían considerados biológicos y/o ecológicos.
En mayo de 2001, un real decreto marcó la diferencia entre ecológico y biológico. El primer tÉrmino hacía referencia a aquellos alimentos que han seguido un proceso de fabricación natural: sin pesticidas, ni productos químicos, ni aditivos, ni conservantes, y sin manipulación genÉtica.
En cambio, el “real” y “respetable” decreto dejó libertad al uso del tÉrmino bio, biológico y orgánico, asumiendo que el consumidor no identificaba esta palabra con un mÉtodo de producción natural.
A pesar de las reiteradas quejas de los productores de alimentos biológicos y de la Federación de Consumidores en Acción (FACUA), la aprobación del decreto ley y su ambigüedad permitía a los “falsos bio” seguir confundiendo.
No fue hasta julio de 2005 que el caso llegó a Europa.
Un dictamen del Tribunal de Justicia de la Unión Europea estableció que España contravenía las normas comunitarias sobre etiquetado, presentación y publicidad de los productos alimentarios.
En España se comercializaban con la etiqueta “bio” productos que no habían sido obtenidos a travÉs de este tipo de producción. Con esta prohibición de la UE, se permitió al fin que los consumidores identificaran los productos biológicos, sin ambigüedades sobre el significado de ese tÉrmino. TambiÉn favoreció que se comercializaran los alimentos ecológicos y biológicos sin confusiones.
La nueva problemática del sector cervecero
De tanto en tanto nos gusta informar de las problemáticas que vive nuestro sector. Ya te informamos hace un tiempo del curioso caso de las cervezas fantasma, un fenómeno que se basa en disfrazar cervezas de lo que no son.
Para entendernos, las cervezas fantasma son las que se venden como locales cuando se han elaborado a kilómetros de distancia. Como si el chocolate suizo se hiciera en Valladolid y la sobrasada mallorquina en Berlín, vaya.
Ahora nos vemos con la obligación de informar de otra problemática que ya está en proceso de “segunda fermentación en botella”: el afán de las grandes por confundir al consumidor y hacerles creer que la cerveza que ellos producen es artesanal o, al menos, de tanta calidad como las “artesanas” que pequeñas micro-cervecerías están elaborando con tanto ímpetu.
El objetivo es claro: si confunden al consumidor perderán menos mercado, se llevarán más parte del pastel, ganarán más beneficios. Y desbancarán a una competencia que, si bien es pequeña, va creciendo poquito a poco.
Lo que no han tenido en cuenta es que la sociedad es distinta a hace 100 años. El nacimiento de Slow Food en Italia en 1986 fue clave en el desarrollo de una nueva filosofía que se opone radicalmente a la estandarización del gusto. Esta filosofía, a la vez, se posiciona a favor de la gastronomía, los productos y los mÉtodos de cultivo locales y regionales.
Actualmente, cada vez son más personas las que tienen plena conciencia de lo que comen y se fijan en los orígenes de los alimentos, así como prestan especial atención al mÉtodo de producción de Éstos. Y, como decía Abraham Lincoln, “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
A continuación, vamos al grano con varios casos curiosos, y que cada uno reflexione sobre las intenciones que hay detrás.
Voll-Damm y su cerveza Märzen
Voll-Damm saca un anuncio en abril de 2016 explicando que su cerveza es de estilo Märzen. ¿Por quÉ? ¿Su cerveza no ha sido una Märzen toda la vida?
TambiÉn podemos hablar de la doble malta. En su botella Damm informa, en letra pequeña, que la cerveza se compone de un 17% de malta. ¿QuÉ es doble malta?
Nosotros creíamos que una cerveza (tal como la entendemos nosotros) es 100% malta y 100% lúpulo. Para entendernos, es como si ahora un zumo de naranja utiliza el argumento de marketing “doble naranja” para promocionarse.
La Zaragozana, Moritz y el Moritz Beer Lab
La Zaragozana construye la Fábrica Moritz, “la cerveza de Barcelona” (¿Pero no se produce en Zaragoza?), y luego tambiÉn crea el “Moritz Beer Lab”, un laboratorio con el que pretende sacar cervezas innovadoras cada año.
Recientemente tambiÉn ha lanzado la “Moritz Red IPA”, o ha protagonizado campañas como “Somos Artefans”, con la que promocionan cervezas artesanales catalanas. ¿Por quÉ?
Mahou San Miguel – El proyecto Cervecera Independiente
Mahou lleva ya varios acercamientos. Uno de ellos es Cervecera Independiente, un proyecto que tiene como objetivo “apoyar y fomentar la cultura cervecera en nuestro país”.
Curiosamente, en Norte-AmÉrica, a la cerveza artesana se la empieza a llamar “indie beer”, es decir, “cerveza indie”.
El concepto estadounidense “indie” significa independiente, y el concepto “indie beer” define en particular a una cerveza creada por una micro-cervecería que no pertenece a ninguna gran marca. De esta forma, los norte-americanos quieren defenderse de las intrusiones de los grandes lobbies cerveceros y etiquetar a sus productos con otro nombre.
¿Por quÉ Mahou San Miguel usa el nombre Cervecera Independiente?
Mahou San Miguel – Accionariado en varias marcas
A finales de 2014, Mahou San Miguel adquirió una participación del 30% de la marca estadounidense Founders Brewing.
A principios de 2015, Mahou San Miguel entra en el accionariado de La Salve con una participación del 25%.
En el primer cuatrimestre de 2016, Mahou San Miguel tambiÉn entra en el accionariado de “los sedentarios”, con un 40% de participación. Pero… Si “los sedentarios” son gipsy brewers y por lo tanto no tienen fábrica, entonces pasan a producir en Mahou San Miguel.
Pero… ¿No será entonces que Mahou está interesado en tener a dos “empleados artesanos” conocidos en el sector a pie de calle?
¿QuÉ querrá Mahou entrando en el accionariado de todas estas marcas?
Mahou San Miguel – ¡Huele a lúpulo!
En abril de 2016 Mahou lanza una campaña denominada #MiMahouPendiente: lúpulo, y en mayo lanzan su Maestra, una nueva cerveza tostada de DOBLE LÚPULO. ¿Pero quÉ quiere decir doble lúpulo? Eso recuerda a la doble malta de Voll-Damm…
A parte, sin tener en cuenta que el lúpulo es el ingrediente más caro de la industria, y que hasta donde sabemos solo lo añaden en extracto.
La razón de todos estos movimientos
Con todas estas estrategias empresariales, Mahou San Miguel, Damm y La Zaragozana poco a poco refuerzan su presencia en el mercado “craft”, sin que nadie se preocupe por la confusión que generan.
Como te comentábamos al principio, a no ser que un consumidor sea un experto en cerveza, probablemente se decante por la “artesana” más barata que encuentre en el supermercado. Y con todos estos movimientos… ¿QuÉ probabilidades hay de que no estÉ producida por ningún pequeño productor?
A todo esto, creemos adecuado hacernos la siguiente pregunta: “¿QuÉ es cerveza artesana y quÉ no es cerveza artesana?” A continuación, echamos un vistazo a las legislaciones o asociaciones que regulan su significado.
La legislación italiana
En España no existe ley alguna que defina quÉ es cerveza “artesana” y, por lo tanto, no hay forma de que los pequeños productores se defiendan de los intereses de los hercúleos lobbies cerveceros.
Sin embargo, hay algún país pionero en este sentido que ha tomado conciencia y ha regulado la situación.
Se trata de Italia, cuyo Gobierno recientemente ha aprobado un texto que debe ser ratificado en el Senado. Este texto principalmente entiende la cerveza artesana de la siguiente manera:
- Se trata de la cerveza producida en pequeñas cervecerías independientes. Se entiende por “independiente” una fábrica que, a nivel legal y económico, no depende de otras cervecerías ni use instalaciones que no sean las propias.
- Esta cerveza no está sometida, durante la producción, ni a la pasteurización ni a la microfiltración.
- La producción anual no supera los 200.000hl.
La Brewers Association de Estados Unidos
La Brewers Association es la asociación de cerveceros más importante de Norte-AmÉrica. Además, dispone de su propia definición de cervecero artesano americano, en la que defiende que:
– La producción anual de un cervecero artesano no puede superar los 6 millones de barriles (Es decir, unos 7.140.000hl).
– Una cervecería artesana debería ser independiente, de modo que menos del 25% de su accionariado tendría que pertenecer a otra empresa del sector de las bebidas alcohólicas.
Como vemos, en Italia y en Estados Unidos son bastante estrictos con el hecho de que una fábrica de cerveza artesana debe ser independiente. Quizá nos pueda parecer exagerado, pero seguramente esta distinción ha sido necesaria para frenar el mismo intrusismo que ya está empezando a asomarse en España.
Y sino, Échale un vistazo al Proyecto de Real Decreto que quedó paralizado en 2015, probablemente por la situación política actual en España. Ese decreto pretendía aprobar la norma de Calidad de la Cerveza y las Bebidas de Malta. Se trata de la primera ley que hablaría de cerveza artesana.
Eso sí, con una definición un tanto confusa. En el artículo 3.4 se detalla el significado de fabricación artesana, pero en cambio no se define quÉ implican tÉrminos como “que no se produzca en grandes series”. Además, no protege a los artesanos de la competencia desleal ni tampoco a los consumidores de la confusión a la que se ven sometidos por parte de los grandes grupos cerveceros industriales.
Por lo tanto… ¿Este decreto regula en realidad una actividad artesanal o, en todo caso, aún da más manga ancha a los grandes grupos cerveceros industriales?
En cualquier caso, que cada uno saque sus propias conclusiones. En nuestra opinión, confundir al consumidor no es la mejor estrategia que se podría seguir. En favor del conocimiento colectivo, ¿no sería mejor instalar 19, 21 o el número de micro-cerveceras que sea en toda España, y de esta forma fomentar la fabricación “slow” de verdad? Así sí, así entrarían donde quieren entrar: en el sector “craft”.
En este sentido, hemos escrito una carta a los principales partidos políticos, medios de comunicación y autoridades de protección al consumidor con respeto a la no protección de los cerveceros artesanos fretene a los intereses de las grandes marcas cerveceras. Si clicas este link se descargará la carta directamente. Puedes ayudarnos firmando la carta y enviándola tú tambiÉn. Entre todos conseguiremos que nos respondan.
¿Conoces algún otro curioso movimiento de los grandes grupos cerveceros industriales para acercarse al mercado “craft”? DÉjalo en comentarios y lo añadiremos 🙂