El cazador de cervezas (Beer Hunter), Michael Jackson.
Michael Jackson es el periodista cervecero más prestigioso e influyente que haya existido. Aprovechamos la celebración del #ipaday para publicar una traducción de su prólogo al libro de Charlie Papazian “The new complete joy of home brewing” publicado en 1984 cuando Estados Unidos vivía un momento histórico cervecero muy similar al que vivimos hoy aquí. No habla directamente sobre las IPA, pero como esta es una celebración que atañe a todos los estilos de cerveza artesana, nos ha parecido interesante publicarlo hoy. Aquí tenÉis la primera parte:
Todos conocemos a gente que dedica su vida a probar vinos y a escribir libros y artículos en periódicos sobre ellos. La noción de que alguien debería hacer lo mismo con la cerveza apartentemente es difícil de aceptar.
A eso me dedico: deambulo por el mundo probando cervezas distinguidas y escribiendo acerca de ellas (pausa para manifestar incredulidad, risas y/o admiración).
¿QuÉ cervezas són las que he disfrutado más? Esa es una pregunta desconcertante porquÉ hay tal cantidad de opciones -no tan solo de marcas sinó, de manera mucho más significativa, de estilos. De la misma manera que una uva da un vino diferente a otro y las regiones de producción tienen tÉcnicas diferentes como, por ejemplo, el producido en el Rin o en Champaña, Borgoña y Oporto, y así pasa tambiÉn con la cerveza, aunque sus estilos sean escandalosamente menos conocidos fuera de sus países de origen.
Una gran cantidad de devotos ha empezado a apreciar todo esto. Ellos saben, por ejemplo, que para mitigar la sed en verano no hay nada mejor que una cerveza de trigo: seca, placenteramente ácida y descrita como el champán del Norte por las tropas napoleónicas. ¿Aunque debería haber sido endulzada con jarabe de frambuesa o darle un toque de asperula olorosa? ¿O más bien debería ser una cerveza de trigo afrutada estilo bávaro?; ¿o más áspera como las belgas de estilo cercano a la sidra, quizás macerada con frambuesas o cerezas en la bota?
Todas esas cervezas se importan a Estados Unidos, pero son más fáciles de encontrar en las ciudades cosmopolitas que en poblaciones más pequeñas o de trabajadores. Supón que vives en uno de estos sitios y no las puedes encontrar: ¿QuÉ haces entonces? Vamos a ocuparnos de eso en un minuto…Primero debes tener la sed y la sensación de que cerveza quieres.
En los frescos primeros días de primavera, los Bávaros salen de casa para ir a sus jardines de la cerveza (Biergartens) para probar la nueva Bock doble de la temporada, un estilo valiente que fue elaborado por primera vez por los monjes de San Pablo para honorarle en el día de su festividad. Para el primero de Mayo una Bock simple bastará porquÉ ya hace más calor. Al final del año, en otoño, una Octubre maltosa y ámbar será más apropiada. A no ser que te encuentres en Inglaterra, claro. Ahí, el bebedor de pub pone a un lado su Bitter Ale y todas sus características que la hacen idonea para el aperitivo y en octubre o noviembre busca, lascivo, una Barley Wine. Guardemos las stouts para otro momento: una irlandesa seca con ostras; una estilo ruso con puding de Navidad; una inglesa dulce despuÉs de la cena en vez de un Madeira. La cerveza y la comida han sido compañeras del alma desde los días en que la mujer elaboraba cerveza ale y el marido cocinaba el pan.
Tales disquisiciones pueden parecer esotÉricas, pero no lo son. La mayoría de los estilos de cerveza se elaboraban en Estados Unidos antes de la prohibición y algunos todavía se fabrican. Aunque es triste reconocer que la prohibición le cambió el color al panorama cervecero norteamericano. Hoy, como si el Borgoña fuese el único vino que hubiese existido, Estados Unidos tiene problemas para reconocer como cerveza cualquier cosa que no sea el chispeante y dorado producto derivado del estilo acuñado en Pilsen, Checoslovaquia. Es un estilo lo suficientemente noble pero cuando la mayoría de las cervezas producidas en Estados Unidos y la mayoría de las importadas son casi todas pilseners, te preguntas ¿quÉ le ha pasado a la variedad? ¿No es la posibilidad de elegir el mayor de los privilegios del capitalismo y la competitividad?