De granja a ícono global: la historia de una leyenda cervecera
Corría 1871 cuando Jan-Leonard Moortgat plantó las semillas de lo que hoy es una de las cervecerías más respetadas de Bélgica y del mundo. Ubicada entre Bruselas y Amberes, en Breendonk, esa pequeña granja familiar empezó a transformar la tradición cervecera en un arte de prueba y error, perfeccionando recetas que luego serían símbolo de calidad y carácter. En sus primeros pasos, la familia Moortgat combinó pasión, paciencia y mucha experimentación, construyendo una reputación que, con el tiempo, se convertiría en un referente para los amantes de la buena cerveza.
Las generaciones que renovaron la histórica receta
Con el arranque del siglo XX, la cervecería ya había dejado su huella en la escena local. Pero la verdadera revolución empezó en 1914, tras la trágica pérdida de Jozef Moortgat, el hijo mayor y líder emergente. La dirección quedó en manos de Albert Moortgat, a apenas 20 años, y su hermano Victor, quien volvería a Bélgica desde Bruselas en 1919. Juntos, decidieron crear una cerveza que reflejara la juventud de su época: así nació Victory Ale, en 1923, una obra que inicialmente honraba la paz tras la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, este fue solo el inicio de una historia que convertiría a esa cerveza en algo mucho más grande: Duvel.
¿El secreto de la levadura que hizo historia?
Quizá uno de los relatos más apasionantes y míticos de Duvel es su origen en la levadura. La leyenda cuenta que Albert Moortgat viajó sin miedo a Escocia para escoger personalmente la cepa que daría vida a Victory Ale, transportándola en una simple lata de leche de aluminio desde la cervecería Fountain Brewery. Sin embargo, hay voces que sugieren que esa levadura podría venir de las botellas de Younger’s, una cervecería cercana y de gran prestigio en su momento. La ciencia y las fuentes apuntan a que Albert, con la ayuda del renombrado experto en levaduras, combinó diferentes cepas para perfeccionar lo que hoy conocemos como Duvel, esa cerveza que es pura magia en un vaso.
El nacimiento de un diablo dorado: la transformación de Victory Ale a Duvel
Durante años, Victory Ale pulió su carácter, pero fue en la década de los 60 cuando la verdadera metamorfosis ocurrió. Gracias a la colaboración con el científico Jean De Clerck, famoso por su trabajo en fermentaciones, la cerveza tomó un color más claro y un perfil más limpio, dando lugar a la Duvel moderna. Todo esto coincidió con la creación de la icónica copa de Duvel, diseñada para elevar la experiencia sensorial. La chispa definitiva vino en una anécdota: un artesano local exclamó “¡un verdadero duende!” tras probar la cerveza, y así nació su nombre, que en holandés significa “el diablo”, esa figura traviesa y seductora que todavía cautiva a muchos.
Innovación y expansión: de una joya belga a un fenómeno mundial
A partir de los años 70 y 80, con un equipo liderado por Emile Moortgat, la marca empezó a expandirse decididamente, impulsada por una visión que combinaba tradición y modernidad. Michel Moortgat, en 1991, tomó las riendas de la compañía en un momento delicado, con deudas y un solo producto en su portafolio. Pero, en lugar de dar marcha atrás, optó por crecer sin prejuicios, adquiriendo otras cervecerías como Achouffe, Liefmans y De Koninck, y penetrando mercados en Estados Unidos, el Reino Unido y Países Bajos. Hoy, la facturación supera los 500 millones de euros, y Duvel viaja a más de 50 países, conquistando paladares y corazones en todo el planeta.
El arte de fabricar la Duvel: los ingredientes de su magia
No hay secreto más seductor que el método de elaboración: la clave está en su aspecto único, sabor y efervescencia. La Duvel emerge como una cerveza absolutamente pálida, lograda mediante técnicas precisas que controlan la temperatura y evitan el oscurecimiento del mosto. Solo utiliza maltas pilsner y un toque de azúcar líquido, ingredientes que le dan su color dorado y su contenido alcohólico de 8.5%. La fermentación se realiza a temperaturas calculadas cuidadosamente, asegurando que la levadura produzca sus sabores característicos, mientras que su alta carbonatación, de más de 8 gramos de CO2 por litro, añade esa sensación vibrante y burbujeante que distingue a Duvel de otras cervezas.
Un futuro lleno de promesas y nuevos desafíos
Más que un simple refresco, Duvel representa una saga de innovación, persistencia y pasión cervecera. Con cada sorbo, se revive una historia familiar que ha sabido adaptarse y evolucionar, respetando sus raíces y mirando hacia nuevos horizontes. La tradición de la calidad se combina con la audacia de experimentar, asegurando que el legado de Duvel siga siendo un símbolo de excelencia y creatividad en el universo de las cervezas premium.