“Las burbujitas de la felicidad”
Día 2
Llego del trabajo al día siguiente del inicio de mi primera producción y voy directo al estudio donde guardo el fermentador. No hay burbujas. ¡No, por Ceres, las matÉ a todas! Herví a mis amigas las levaduritas. He cometido un fermentocidio ¿O quizás fue el chorrito de alcohol? Demasiada graduación para ellas. Me pongo en contacto con mis amigos homebrewers. Unos se ríen de mi: “¿Empiezas con un extracto de malta? ¿Con una lata? Bueno, no se lo explicarÉ a nadie.”. Otros me intentan tranquilizar: “¿Hiciste un estárter?” ¿Estárter? En este mundillo cada día aprendo una palabra nueva. Me dicen que me tranquilice. Me quedo con que la fermentación, sin estarter, no empieza inmediatamente. Pues nada a esperar.
Día 3
Me despierto zombiquetemueres a las 05:00 y voy al estudio a vestirme para ir a trabajar. Por suerte este turno solo me toca una vez al año porquÉ si no tendrían que recoger mis despojos con pala a las dos semanas. Mientras me visto oigo un burbujeo. Como estoy completamente dormido pienso que lo he soñado. Pero paro un momento y me inclino sobre el fermentador. Pasan los segundos.
-Burluburluburlburlub.
¡Sííííííííííííí, están vivas! ¡Mis levaduritas se han puesto a trabajar y van a toda marcha!
-Burluburluburlburlub.
Me habían explicado que pasaba: el CO2 producido por las levaduras al digerir los azúcares del mosto hacía este ruidito al salir por el airlock. Pero no me imaginÉ lo bello que podía llegar a ser y la ilusión que hace cuando proviene de tu cerveza. ¡Hay vida! ¡Hay esperanza!.
Día 4
Ya he enviado el video del burbujeo a todos los colegas cerveceros. Hasta a amigos que no tienen ni idea del tema: “Oye, que es esto del glub, glub”. Contesto: “¡¡Estoy haciendo cerveza!!”. Deben pensar que soy gilipollas. Pues sí, me ha entrado esa pasión humana por aquellas labores a las que nos entregamos en nuestros ratos libres. Me hace ilusión sentirme así. Hacía tiempo que no encontraba nada que me motivara de esa manera. Bueno, si exceptuamos la ingesta de cervezas artesanas de todo tipo.
Uno de los colegas homebrewers me contesta el wasap diciÉndome que he puesto poco alcohol en el sifón. Que se me va a evaporar la cerveza. ¡Vaya! Le añado hasta el borde. Entonces no sale nada de aire. No hay burbujitas. Pasa el tiempo. “Pobrecillas, no pueden con tanto volumen de alcohol. Voy a sacar un poco”. Empujo la tapa y sobresale alcohol, pero al bajarla de nuevo se cuela un chorrito de alcohol hacia dentro. Mientras pasa eso me doy cuenta de que el colega me estaba tomando el pelo. ¡PÉrfido mamoncete cervecero!.
Voy al estudio a ver respirar mi cerveza tres o cuatro veces al día. Me pregunto si tiene demasiada luz. Si la temperatura debe bajar demasiado por la noche. Cuando tarda algo más de lo acostumbrado en respirar, me preocupo y frunzo el ceño hasta que, de nuevo, suben esas benditas burbujitas. Me las imagino glotonas, deglutiendo el azucar de la malta a todas horas. Menudo festín se deben estar pegando. Tengo miles de trabajadoras currando 24 horas para mi. Soy el Amancio Ortega de la levadura.
Día 5
Hacer cerveza es tan fácil que la mayor parte del tiempo solo hay que esperar. Pero pasan los días y llega la segunda fase: embotellar. No había pensado que iba a necesitar botellas, muchas botellas: 24 litros x 3 botellas de 33cl = 72. Por la tarde, como cada viernes, voy al Drunk Monk, el templo donde mis colegas cerveceros y un servidor nos apropiamos de la barra para cebarnos placenteramente con los últimos y extraordinarios fermentos llegados a sus tiradores.
-¿Oye, Moises, mañana por la tarde puedo venir a buscar 72 botellas vacías?
-Eso se avisa con tiempo.
-Ya, pero es que soy novato.
(continuará)
Comentario del experto:
Puede ser que en algunos casos no salgan burbujas por el airlock, esto no es un indicador de que no estÉ fermentando (o no tiene porquÉ serlo). Puede ser que exista alguna pequeña fuga o porque no se ha cerrado bien el fermentador. Si se tienen dudas, lo mejor es mirar si la densidad ha bajado (si ha bajado es que la levadura ha trabajado bien). Si hay alguna fuga no se trata de una hecatombe, pero si se pueden arreglar, mejor.
Si se acaba el líquido en el airlock, la cerveza no se evapora pero podría entrar aire y contaminar la cerveza. El problema de que entre alcohol al fermentador es que Éste lleva productos amargantes (y no el delicioso amargor del lúpulo precisamente) para evitar que la gente se lo beba. El peligro es que se transmita parte de este gusto a la cerveza. Por eso se ha de tener cuidado si se intenta mover el fermentador con el airlock puesto ya que es muy probable que se dÉ Ésta situación.
Es importante que si se reutilizan botellas te asegures de aclararlas con agua tras el trance de consumirlas. Así despuÉs solo se debería enjuagar con un poco de agua y limpiador ácido como el Oxipro para evitar tener que fregarlas y evitar riesgos de contaminaciones. En caso de que las botellas tengan restos es necesario un lavado con sosa caustica para desincrustar y luego la desinfección con el Oxi pertinente.