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¿Cerveza Artesana? ¡Salud!

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 Una buena cerveza es buena para la salud… y el espíritu // Foto: Jordi Cru

En las etiquetas de cerveza europeas no consta la información nutricional. ¿Por quÉ? La respuesta seguramente la podamos encontrar en Estados Unidos dónde el gobierno prohíbe que ese tipo de información acompañe el producto. El problema radica en que si lo hicieran, los norteamericanos podrían pensar que la cerveza es un alimento. Además, un alimento con un montón de sorpresas. Descubrirían, por ejemplo, que una botella de cerveza tiene menos calorías que un bol de cereales de desayuno y más proteínas. Además, leerían que aporta una buena cantidad de antioxidantes, sodio, potasio y vitaminas, sobretodo del grupo B. Según el gobierno norteamericano, algo que lleve alcohol no puede ser bueno. Al establisment yanqui, en cambio, parece que no le preocupa tanto otras bebidas con contenidos superiores a 30 gramos de azúcar. Pero no hacer un consumo moderado de refrescos azucarados es, rotundamente, peligroso para la salud.

El exceso suele ser peligroso siempre y la cerveza no es excepción. Ahora bien, según el Centro de Información Cerveza y Salud, el consumo moderado de cerveza en personas adultas y sanas puede contribuir a reducir los riegos cardiovasculares y las incidencias de enfermedades degenerativas como el alzheimer o la osteoporosis. Dichas afirmaciones se basan en estudios que llevan la firma de entidades científicas de prestigio como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Ya hace años que diversos estudios de todo el mundo resaltan los beneficios de un consumo moderado de la cerveza: una para las mujeres y entre una y dos para los hombres.

Los científicos tambiÉn han demostrado que la cerveza rehidrata igual que el agua despuÉs de hacer ejercicio. Además, aporta las vitaminas de las que antes hablábamos, minerales, proteínas…Hay que decir que el 93% del contenido de una cerveza es agua, por lo tanto, lo único que hay que tener en cuenta a la hora de rehidratarse despuÉs de una práctica deportiva es no tomarse una Imperial Stout de 11 grados o una Barley Wine de 9. Y si además de la graduación procuramos beber una cerveza artesana, las bondades de está bebida serán mayores teniendo en cuenta que en casi todos los análisis la presencia de sustancias beneficiosas es superior. Además, no necesita de saborizantes ni conservantes. Con el lúpulo se bastan y se sobran.

Quizás una de las pocas excepciones a todo lo dicho antes sea la cerveza “The end of history” y similares. La fábrica cervecera escocesa Brew Dog no se conformó con hacer esta cerveza de 55 grados, teoricamente la más alcohólica de la historia, sino que además metieron las botellas en pequeños animales muertos y disecados como ardillas para venderla. Las organizaciones animalistas protestaron contra la compañía y hubo quien decidió dejar de beber Brew Dog para siempre. Lástima, su Punk Ipa no estaba mal.

La compañía cervecera Brew Dog agotó el mal gusto planetario con su cerveza The End of History embutida en animales muertos disecados.